Las Azores, las islas secretas más aventureras de Europa

Es difícil no enamorarse de São Miguel, con sus lagos turquesas, piscinas termales calientes y senderos naturales. Perdidas en el océano Atlántico, nueve islas surgieron de las profundidades del mar en un ardiente nacimiento provocado por la actividad sísmica.

Las Azores son un archipiélago compuesto por 9 islas volcánicas, y constituyen una región autónoma de Portugal. Situado a unas 2,5 horas de vuelo de Portugal continental, se descubre un paraíso lleno de fuentes termales, lagos con cráteres, playas, valles y espectaculares miradores, que lo convierten en uno de los secretos mejor guardados del Atlántico.

La mayor parte de la belleza natural de las Azores se debe a la actividad geotérmica de la constelación de islas. Sólo en Sao Miguel hay tres volcanes activos y cuatro fuentes termales.

El archipiélago de las Azores, del que algunos dicen que incluso fueron los fragmentos que quedaron del continente perdido de la Atlántida -la tierra hundida que, según Platón, estaba situada más allá de las «Columnas de Hércules» (actual Gibraltar)-, ya no es Europa, pero tampoco América.

Las Azores fueron escala de grandes exploradores como Vasco da Gama en su camino a la India por el Cabo de Buena Esperanza. Fue la escala de los exploradores portugueses en su camino hacia la fundación de Brasil. Incluso Cristóbal Colón hizo escala en estas islas de camino al Nuevo Mundo para España.

Otros, la llaman la Isla Verde, y una vez que se aterriza en medio de este exuberante suelo volcánico, se entiende por qué la llaman así. Es un lugar donde las vacas (con más número que habitantes) pastan libremente, junto a plantaciones que cultivan desde té hasta piñas. También hay quienes la asemejan al archipiélago de Hawai, donde también cultivan piña. De hecho, San Miguel tiene más de 6.000 plantaciones de piña, pero solo unas pocas están abiertas al público. A pocos minutos del centro de Ponta Delgada, se puede visitar la plantación de piña Arruda. Dentro de los invernaderos, se puede observar las piñas en diferentes etapas de maduración. Y, por último, ambas son islas volcánicas creadas hace más de 70 millones de años.

Las islas se encuentran a unos 1.500 km de Lisboa y a más de 1.900 km de Terranova. Consideradas como uno de los mejores lugares del mundo para unas vacaciones de avistamiento de cetáceos, sobre todo, delfines. Muchas especies de mamíferos marinos residen en estas aguas o pasan por ellas entre abril y septiembre cada año. Entre las especies de delfines que es probable ver aquí se encuentran los delfines comunes, que pueden llegar a ser 100 o más en una sola manada, los moteados del Atlántico, los listados, los calderones y los mulares.

Avistamientos de delfines

Las excursiones de avistamiento de delfines se acompañan siempre de un biólogo marino que añade una dimensión adicional a lo que se está viendo con fascinantes comentarios en directo sobre el comportamiento, la ecología y los esfuerzos de conservación de los cetáceos.

Algunos operadores ofrecen además una aventura en tierra. Tras la andanza marina, se conduce al visitante a la joya perfecta de los cráteres de las Azores: una excursión en jeep a los lagos de Sete Cidades. Todo el complejo volcánico es un laberinto de lagos que se exploran, y el espejo de sus aguas refleja la frondosa vegetación en tonos increíbles. Una estampa impresionante, en la que también se sube al Pico do Carvão, al Pico da Cruz y a la «Vista do Rei», desde donde el rey Carlos de Portugal se sintió un verdadero soberano.

Desde Sete Cidades, se puede ir al norte hacia Mosteiros. Esta localidad costera alberga piscinas naturales y una encantadora playa de arena oscura, bastante concurrida en verano. Es un gran lugar para ver la puesta de sol y observar los pequeños islotes conocidos como Ilhéus dos Mosteiros.

En Ferraria se ubica la cala natural termal de esta zona de la isla. Tenga en cuenta que el agua puede ponerse un poco agitada y extremadamente caliente durante la marea baja, por lo que es mejor ir allí alrededor de la marea media o alta.

Principales atracciones y actividades

São Miguel cuenta con magníficas rutas de senderismo paisajísticas y bien mantenidas.

El clima templado, el agua cálida y la variedad de la costa también hacen a estas islas un destino para practicar deportes acuáticos durante todo el año. Los atractivos para los navegantes son evidentes.

El Nordeste es la parte más remota y salvaje de la isla. Miradouro da Ponta do Sossego y Miradouro da Ponta da Madrugada son dos fantásticos miradores con un pequeño jardín alrededor. Un poco más al norte hay un faro Farol do Arnel que también vale la pena ver.

Entre las maravillas naturales de la isla se encuentra la Cascada del Salto do Cabrito, situada en Ribeira Grande. Es un espectacular salto de agua de 40 metros de altura que forma una piscina que invita al baño.

Lagoa do Fogo (Azores)

El Parque Natural de Caldeira Velha es una zona protegida que cuenta con algunas piscinas de agua caliente donde es casi obligación remojarse. En el camino entre Ribeira Grande y Lagoa do Fogo, se ubica Caldeira Velha. Aquí se encuentran una serie de aguas termales naturales rodeadas de un frondoso bosque. Hay piscinas más pequeñas con temperaturas que alcanzan los 35ºC, así como una piscina más grande. Esta última es un poco más fresca, alrededor de los 20ºC. Este maravilloso lugar ofrece una vegetación exótica muy variada, que va desde auténticos bosques de laurisilva, hasta líquenes que bordean las orillas de los riachuelos; pero la auténtica joya de este monumento natural es la piscina natural de aguas termales.

Caldeira Velha (Azores)

Lagoa do Fogo. En el cráter de un volcán extinguido, se encuentra la impresionante Lagoa do Fogo. En un día despejado, se pueden tomar fotos del lago desde el mirador a lo largo del camino.

Las Azores han reinado silenciosamente como la capital secreta del té en Europa. En esta isla se encuentran dos plantaciones comerciales de té de que se extienden a lo largo de las laderas de la costa norte de San Miguel.

Lagoa do Fogo (Azores)

Porto Formoso: se puede visitar la fábrica de Chá de Porto Formoso que incluye un museo donde se puede aprender más sobre la historia del té de las Azores. Durante la visita guiada, se puede degustar una variedad de tés en una cocina tradicional o al aire libre en la terraza con vista a las plantaciones.

Gorreana: establecida en 1883, es la plantación de té más antigua de Europa, según indican en sus carteles. Está a solo unos minutos de Porto Formoso. Cuentan con 32 hectáreas producen té negro y verde orgánico.

Furnas merece una visita de unos días. Se asienta literalmente sobre un volcán activo. Eso lo convierte en una escena gastronómica interesante, para empezar. Aquí encontrarás granjeros hirviendo maíz en aguas termales abiertas y cocinas que sirven cozido das Furnas, un guiso hecho con orejas de cerdo, pollo y verduras, cocinado bajo tierra por el calor natural del volcán.

Furnas es un paraíso para los amantes de la naturaleza y cuenta con varios parques naturales ricos en biodiversidad. Incluso hay lugares donde incluso puedes sentir el calor volcánico que irradia desde la tierra, una experiencia totalmente surrealista.

Lagoa Furnas es el lago principal de Furnas y es un área popular para hacer picnics y caminatas. Justo al lado del lago se encuentran las Caldeiras de Lagoa das Furnas, un área de tierra caliente donde el vapor y el agua hirviendo salen a la superficie. Aquí se pueden ver los carteles de los restaurantes locales que tienen cocido cocinándose bajo tierra para que la energía geotérmica los caliente.

El parque Terra Nostra es un extenso jardín botánico con una fuente termal para bañarse, muy recomendable para vivir la experiencia del agua termal en un entorno natural.

Las fumarolas burbujean y hierven cuando el agua subterránea se filtra por las chimeneas volcánicas. Aguas que sobrepasan los 200 grados, fuentes con propiedades medicinales y a temperaturas permitibles (hasta los 40 grados) ofrecen «remedios» para el dolor de garganta, contra las ojeras o, incluso, para recuperar el pelo. Algunas fumarolas en constante ebullición y otras secas ofrecen un paisaje que nunca olvidará la retina.

En este pueblo, la atención se centra en el bienestar. Es el hogar de Octant Furnas, un retiro de lujo que cuenta con piscinas termales cubiertas y al aire libre, un centro de fitness y un centro termal y de spa con 10 salas de tratamientos, cama flotante, shirodhara (masaje con aceites), ducha Vichy, hidromasaje, sauna y hammam.

La cadena tiene en la isla dos hoteles boutique (Furnas y Ponta Delgada) con las mismas características que definen su sello de identidad: cercanía, diseño y servicio. Los hoteles ofrecen un concepto de lujo informal y sostenible, alimentando una auténtica conexión con los lugares y comunidades en los que se asientan. Todos comparten principios de diseño similares y ofrecen un sofisticado nivel de servicio y experiencias.

La marca proporciona a los huéspedes experiencias auténticas y únicas por su oferta innovadora. Las experiencias personalizadas son el otro componente esencial de la marca. Las desarrollan proveedores locales, ya sea una sesión de alfarería con un artesano local, una cata de aceite de oliva con un productor o cocinar con un chef de la zona.

En Ponta Delgada, los detalles son tan extravagantes como el edificio, y el ambiente es sorprendentemente cosmopolita. Una llamativa instalación de bombillas desnudas ilumina el mostrador de recepción; las salas de estar están ingeniosamente equipadas con cómodos sofás y esculturas eclécticas hechas de bicicletas antiguas o viejas latas de películas. Las habitaciones son tan elegantes como cabría esperar, con baños de mármol, sábanas y edredones de plumas hechos a medida.

En ambos hoteles, en su restaurante A Terra se puede degustar la cocina tradicional portuguesa, aunque con un toque claramente gourmet. Como dice Luís Mexia Alves, CEO de Octant Hotels, «el denominador común de todas las cocinas es sencillo: comida casera, rica, sana, pero a la vez rústica, con productos frescos y de proximidad. Una cocina hecha a través del fuego, para calentar nuestras almas». La cadena ofrece gastronomía de cada región e integra productos locales en los menús, pero también un conjunto de experiencias culturales y de ocio vinculadas a la vida y cultura de los lugares donde operan los hoteles.

Gastronomía para amantes de la comida

Las Azores son una delicia epicúrea para los amantes de la comida. Los muchos microclimas únicos del archipiélago, el abundante suministro de agua y la naturaleza volcánica hacen posible ofrecer una amplia variedad de deliciosos platos.

Tienen un atún fabuloso. Gran parte se exporta y se conserva, pero es imprescindible comerlo fresco. Otras especies incluyen el jurel azul, la caballa, la brótola, el pargo rojo y el pez espada, mientras que las langostas, las cigalas, los cangrejos y los centollos son abundantes. Pero hay dos tipos de mariscos que son particulares de las Azores.

Es obligado probar las lapas, que generalmente se sirven a la parrilla en una salsa de mantequilla, ajo y pimiento rojo o puede optar por comerlas crudas con una pizca de limón fresco.

De la misma manera, sus múltiples variedades de quesos y su carne. Cualquiera que haya visitado las Azores puede decir que vale la pena probarla. Tal vez sean las hermosas praderas llenas de hierba verde brillante, o tal vez las vacas son más felices.

Uno de los restaurantes más destacados en la isla es Õtaka, un restaurante japonés, asiático, contemporáneo y fusión ubicado en Ponta Delgada. La comida está muy bien presentada y el sabor es exquisito. Ensaladas, tempuras, e incluso el codiciado bacalao negro de Alaska, son algunos de los platos que podrá elegir y acompañar con tés, sakes y cervezas azorianas y japonesas, o vinos y licores japoneses.

La pieza central del restaurante es la cocina «abierta», donde el chef José Pereira está creando sus obras de arte con una combinación ideal de ingredientes y la extrema perfección de todo el equipo. Las combinaciones de sabores y la atención al detalle están a la par de cualquier restaurante Michelin.

Vino "volcánicos"

Lo que producen las Azores es asombroso: no solo por su calidad sino porque las vides se cultivan en grietas aparentemente inhóspitas en rocas y lava endurecida, azotadas por vientos y tormentas. Estas condiciones proporcionan notas saladas distintivas. Los vinos más famosos son de Pico, una isla dominada por el Monte Pico. No obstante, existen tres DOP y una IGP regional de las Azores: Pico DO, Graciosa DO y Biscoitos DO y Azores IGP. La denominación regional incluye vinos de diferentes islas y los elaborados con variedades internacionales, como el Cabernet Sauvignon. La isla de Pico es la principal isla productora de vino de las Azores. Se la conoce como «Ilha Preta» o la «Isla Negra», debido a su roca de lava de basalto negro, y lleva el nombre del pico de la montaña más alta de Portugal. De hecho, estos viñedos están protegidos por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad desde 2004. Están plantados sobre suelos volcánicos y rodeados de espectaculares muros de piedra seca reticulados hechos de piedras de basalto negro.

Lo que hace que estos vinos sean especiales es su acidez tonificante y su carácter mineral, casi «salado» y con un toque de algas marinas, que dejan una larga impresión y hacen que cualquier maridaje delicado sea absolutamente delicioso.

Ver notícia completa aqui.

Source: El Economista